Introducción a los camaradas de la JML BadajozEl pasado mes de junio aparecía la “Carta a la militancia de UJCE. Crítica a la organización y etapa histórica del desarrollo del marxismo en nuestro contexto.” firmada por los camaradas de la Juventud Marxista-Leninista de Badajoz. Esta organización es producto de la reciente escisión de gran parte del colectivo de la Unión de Juventudes Comunistas de España en aquella localidad, como consecuencia de la toma de conciencia de estos camaradas en torno a la situación de la lucha de clases y del movimiento comunista, así como de las tareas políticas que estas demandan a la clase obrera organizada para hacer avanzar al movimiento revolucionario.Este proceso particular de ruptura revolucionaria con el revisionismo forma parte de un proceso más amplio, tanto en lo referente al marchar de la UJCE como en la formación de un polo revolucionario en torno a las posiciones de la reconstitución comunista: de una parte, en la UJCE, por más que su dirección discrimine las informaciones relativas al asunto, como en todas las organizaciones revisionistas, la incapacidad para incidir socialmente en un momento en que los movimientos sociales están en auge, en comparación al período previo a la crisis de 2007, hace que algunos sectores de la base se replanteen su actividad política y las bases ideológicas sobre las que estas se sostiene. Este recorrido de toma de conciencia, es de hecho el que llevó a nuestros colectivos de Almería y Zamora a organizarnos dentro de las estructuras del revisionismo para desarrollar un plan político de trabajo basado en la lucha ideológica y en la propaganda revolucionaria. Este mismo recorrido es el que han continuado estos camaradas extremeños; una tendencia que ni mucho menos es única y que comparten otros muchos camaradas, sea colectiva o individualmente, en el seno del oportunismo y que atiende tanto a esa tendencia general del revisionismo como a los avances del campo revolucionario.La UJCE como organización que se reclama del “marxismo-leninismo” representa una posición privilegiada para analizar hasta qué punto supone un despropósito, para quienes están por la Revolución Socialista, el esquema de “acumulación de fuerzas” revisionista, anclado en la compenetración de trabajo parlamentario-institucional con el de la “práctica” sindical: En las elecciones generales de 2011, la dirección de la UJCE se congratulaba por la entrada en el parlamento de Alberto Garzón ¿Podrían señalar que ha reportado la actividad de este elemento a los intereses de la clase obrera? ¿Sirve su participación en las instituciones para acabar con la fe en el parlamentarismo de las capas oprimidas de la población? ¿Qué tareas del proceso revolucionario ayuda a resolver el diputado por Málaga? Por supuesto no esperamos ninguna respuesta congruente de quienes cubren con fraseología pseudo-revolucionaria su empeño por reformar la dictadura del capital y que plantean la “revolución” como un eterno proceso gradual de erosión “desde dentro” de las instituciones burguesas. Programa no “infantil”, pero si groseramente infantiloide, pues está tan anquilosado como los principios de aquella II Internacional que quebró hace 100 años.Un ejemplo más del llano, pues el diputado “marxista-leninista” vive en las cumbres del oportunismo y es inalcanzable incluso para quienes se supone que son su dirección política (ocurre en la UJCE que mientras para con los cargos públicos se profesa el liberalismo extremo, a las bases que pretenden formarse en el materialismo histórico y dialéctico se acotan todos los espacios), es de los acontecimientos de Gamonal (Burgos) a inicios de este año. De entre la clase obrera organizada no hay nadie que no pueda acordarse, ahí están en las hemerotecas por si acaso, de que cómo el concejal “marxista-leninista” del ayuntamiento de Burgos, militante de la UJCE y único edil de Izquierda Unida, fue de los primeros representantes institucionales en condenar la supuesta “violencia” de los manifestantes. Cuando esta “violencia” sirvió para visibilizar a nivel estatal la lucha de los vecinos de Gamonal, y a nivel local el movimiento ascendió rápidamente, el concejal pronto quiso convertirse en altavoz institucional, cuya labor “revolucionaria” consistió en pedir que “las partes” se sentasen a negociar. Es decir, que estos “comunistas” trabajan por la educación institucional, legalista y parlamentaria de la clase obrera. A todo esto y a la par, el Comité Central de la UJCE tuvo como gran ocurrencia diseñar una campaña de agitación con el lema “En cada barrio revolución”, en cuya cartelería se podía ver a un encapuchado entre las llamas. De una parte criminalizan la “violencia” (algo absurdo, pues como comunistas en todo caso tendríamos que hablar de los límites de esa violencia espontánea desligada del plan político revolucionario), de otra utilizan aquellos elementos que precisamente han criminalizado para hacer proselitismo. En todo caso este oportunismo es necesario en la UJCE, en tanto nace de la contradicción de ser copartícipe, y cofundadora, de una organización enquistada en los instrumentos de la dictadura del capital y cuyo programa político no es otro que el de la reforma política del imperialismo; y de otro de querer atraer a sectores combativos de la juventud, que surgen de los conflictos espontáneos de clase y que si bien no tiene una conciencia revolucionaria, si pueden plantearse algunas cuestiones, por superficiales que puedan ser, en torno a la superación del sistema capitalista.En todo caso y por más que puedan “convencer” a algún sector aislados, los oportunistas de la UJCE, como los de todo el campo revisionista, están siendo incapaces de aglutinar a los “movimientos sociales” en torno a su programa de acción. Sigue todo el revisionismo como desde hace décadas, adosándose a movimientos más o menos amplios o a conflictos puntuales; o diseñando sus propios “frentes de masas” burocráticos donde apenas participan sus propios militantes.De otra parte, y como señalábamos al inicio, el surgimiento de pequeños grupos y círculos revolucionarios dentro del revisionismo, es una tendencia positiva, pues por limitado que siga siendo, supone un avance de la clase obrera organizada y muestra la necesidad desarrollando una implacable labor de denuncia del revisionismo.Juventud Comunista de AlmeríaJuventud Comunista de ZamoraJulio de 2014
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CARTA A LA
MILITANCIA DE LA UJCE. CRÍTICA A LA ORGANIZACIÓN Y ETAPA HISTÓRICA DEL
DESARROLLO DEL MARXISMO EN NUESTRO CONTEXTO
(JMLB)
Introducción
Ante nuestra precipitada salida de los/las que conformábamos
la mayor parte del colectivo de Badajoz de la UJCE, y en vistas a las críticas y
acusaciones vertidas hacia nosotros por distintos sectores de IU, PCE y la propia
organización, redactamos este comunicado para informar a todo/a aquél/lla que le
interese los motivos que nos han llevado a tomar esta decisión.
Estamos en la obligación de declarar que nuestra salida
se debe exclusivamente a discrepancias ideológicas y con la línea política de la
organización, sobre todo en lo que se refiere a la práctica que lleva a cabo. Nosotros
mismos reconocemos e identificamos nuestras carencias teóricas, aun continuamos
en periodo de formación, pero con la base que hemos adquirido encontramos ciertas
contradicciones entre los principios de nuestra ideología y la organización, que
no vemos otra manera de superar que con la escisión de la misma, pues nos impiden
cumplir con la disciplina consciente necesaria en toda organización comunista, las
directrices emanadas de los órganos superiores.
No consideramos tener la razón per se y comprendemos que nos podemos equivocar. Animamos al debate
(objetivo primordial de este escrito) y a contra argumentarnos a quien o quienes
consideren que lo estamos, mediante el uso marxismo-leninismo, como nosotros/as
hemos intentado plasmar aquí.
El uso de citas para justificar todo tipo de tergiversaciones
del marxismo es una acción muy frecuente, nosotros trataremos de defender nuestra
postura con nuestras propias palabras haciendo un uso de las citas como un simple
apoyo, nunca para justificar que llevamos razón porque éste o aquél teórico clásico
dijo esto o lo otro en determinado fragmento de una determinada obra o artículo.
Siendo previsores, pondremos alguna cita que podría ser usada dogmáticamente en
nuestro perjuicio y por qué consideramos erróneos su uso en el contexto actual.
Por supuesto, animamos a la lectura de toda obra mencionada, ya que los clásicos
expresan infinitamente mejor que nosotros cualquier cuestión del marxismo-leninismo.
Tras esta breve introducción pasamos a exponer, de la manera
más resumida que nos es posible y con las limitadas herramientas teóricas de las
que disponemos, nuestros motivos.
1 Formación teórico-práctica
de la militancia y tareas inmediatas de los comunistas
“La creación y divulgación de
una teoría revolucionaria desempeña el papel principal y decisivo en determinados
momentos, refiriéndose a los cuales dijo Lenin: "Sin teoría revolucionaria,
no puede haber tampoco movimiento revolucionario." Mao Tse-tung, Sobre la Contradicción.
Consideramos que la labor del movimiento comunista en la
actualidad pasa por la reconstitución del partido de vanguardia de la clase obrera,
del partido comunista (partido comunista de hecho, y no solo nombre) que sea capaz
de guiar a las masas a la revolución social, necesaria para acabar con el sistema
de producción capitalista. Para acometer esta tarea la necesidad inmediata del movimiento
comunista pasa por resolver la lucha ideológica en el seno de la vanguardia. Es
necesario priorizar la formación teórica de los futuros cuadros comunistas para
resolver esta cuestión y recuperar la vía revolucionaria.
“La tarea inmediata de la vanguardia
consciente del movimiento obrero internacional, es decir, de los partidos, grupos
y tendencias comunistas, consiste en saber llevar a las amplias masas (hoy todavía,
en su mayor parte, soñolientas, apáticas, rutinarias, inertes, adormecidas) a esta
nueva posición suya, o, mejor dicho, en saber dirigir no sólo el propio partido,
sino también a estas masas, en la marcha encaminada a ocupar esa nueva posición.
Si la primera tarea histórica (atraer a la vanguardia consciente del proletariado
al Poder soviético y a la dictadura de la clase obrera) no podía ser resuelta
sin una victoria ideológica y política completa sobre el oportunismo y el socialchovinismo,
la segunda tarea que resulta ahora de actualidad y que consiste en saber llevar
a las masas a esa nueva posición capaz de asegurar el triunfo de la vanguardia en
la revolución, esta segunda tarea no puede ser resuelta sin liquidar el doctrinarismo
de izquierda, sin enmendar por completo sus errores, sin desembarazarse de ellos.”
V.I Lenin, La enfermedad
infantil del izquierdismo en el comunismo
Esta cita de Lenin expresa fielmente lo que queremos transmitir.
Consideramos que el movimiento comunista se encuentra en la etapa previa de lucha
ideológica y política frente al oportunismo predominante y que solo tras la victoria sobre este se podrán
abordar las tareas históricas que le corresponden a la vanguardia revolucionaria.
Entendemos que la organización no nos permite llevar a
cabo esta tarea fundamental debido a que, en ausencia de un partido comunista y
de una teoría revolucionaria y de la resolución
de ese paso previo de victoria sobre el oportunismo que campa a sus anchas
y se infiltra en las filas comunistas, se lleva a la militancia a realizar una práctica
no revolucionaria y reformista, y que al no poseer la herramienta teórica necesaria,
no son capaces de analizar e identificar esta práctica como contraria a los intereses
de la clase trabajadora y la revolución socialista. La relación dialéctica entre
teoría-práctica hace que estos militantes, formados en la práctica reformista, acaben
adoptándola como válida.
Como en todo proceso dialéctico, la lucha de contrarios
en el movimiento comunista se está llevando a cabo, una contradicción entre el método
revolucionario y el método oportunista que es el que impera. Pero librar esta lucha
desde dentro de las mismas organizaciones oportunistas, llevando a cabo mediante
la “disciplina comunista” una práctica que va a generar que entren en ellas más
y más militantes atraídos por la propaganda oportunista creyendo firmemente en su método, terminan por
diluir más y más aquellas posiciones revolucionarias. La “disciplina leninista” que tanto se nos reclama
fue concebida precisamente para que esa lucha de contrarios no tumbara el carácter
revolucionario del partido bolchevique. Aplicada a unas organizaciones no revolucionarias
(PCE, IU…), tiene exactamente el mismo uso, el de mantener y defender los principios
dominantes.
“Sin teoría revolucionaria tampoco
puede haber movimiento revolucionario. Jamás se insistirá bastante sobre esta idea
en unos momentos en que a la prédica de moda del oportunismo se une la afición a
las formas más estrechas de la actividad práctica” V.I Lenin, ¿Qué hacer?
2
Sobre el oportunismo y reformismo.
Como hemos argumentado, sin un partido comunista revolucionario,
un partido que aglutine y coordine a todas las organizaciones comunistas en base
a una teoría revolucionaria, no puede haber práctica revolucionaria. Esto afecta
a la juventud comunista de tal manera que, sin un referente claro a la hora de actuar
en la sociedad, busque otros referentes entre los partidos existentes y lleve a
cabo una práctica oportunista.
Pero, ¿qué es el oportunismo que tanto repetimos una y
otra vez? El oportunismo viene a ser, de manera resumida, la tergiversación de marxismo,
el eclecticismo más ruin, la revisión de sus principales postulados y la sepultación
del socialismo científico . Una de sus consecuencias prácticas es el reformismo.
“¿Cuál es, aparentemente, la
característica principal de esta práctica? Cierta hostilidad para con la “teoría”.
Esto es natural, puesto que nuestra “teoría” [la revolucionaria] , es decir, los principios del socialismo científico, imponen limitaciones
claramente definidas a la actividad práctica: en lo que hace a los objetivos de
dicha actividad, los medios para alcanzar dichos objetivos y el método empleado
en dicha actividad. Es bastante natural que la gente que persigue resultados “prácticos”
inmediatos quiera liberarse de tales limitaciones e independizar su práctica de
nuestra “teoría” ” Rosa Luxemburgo. Reforma o Revolución
Aunque UJCE se declara revolucionaria y leninista congresualmente,
es decir, en teoría, observamos que su labor práctica, en la agitación y propaganda
que se hace desde la organización y las directrices que se mandan desde los órganos
superiores, de hecho, no lo es. Justificando
esto de con las históricas excusas reformistas de “disputar la hegemonía”, “no asustar
a la gente”, las cruzadas contra el dogmatismo o cuentos acerca de que no es el
contexto histórico apropiado. Se lleva a cabo aquello de lo que Lenin venía prevenía hace más de 100 años, la tendencia
de rebajar el mensaje, a estancarse en la prédica por simples reformas económicas
sin mencionar el objetivo final, la revolución social y la dictadura del proletariado.
Esto último UJCE lo reconoce en sus congresos pero queda totalmente eliminado de
lo que predica, de toda su agitación y propaganda. Al rebajar su mensaje al nivel
de lo que demandan las masas pierde toda posibilidad de ser vanguardia ideológica,
para pasar a ser retaguardia, ir a remolque de las masas.
Este hecho de criticar el reformismo solo de palabra no
es para nada nuevo, buena muestra de ello se da en el texto de Lenin de 1913, Marxismo
y reformismo, extraeremos algunas citas de él que muestran que, a pesar de los
predicadores del contexto histórico (el cual sabemos imprescindible de analizar,
pero repudiamos que sea usado para revisar el marxismo), existen en el movimiento
comunista contradicciones que se superaron hace 100 años.
“No somos reformistas -escribían
los liquidadores petersburgueses-, porque no hemos dicho que las reformas lo sean
todo y que el objetivo final no sea nada; hemos dicho: movimiento hacia el objetivo
final; hemos dicho: a través de la lucha por las reformas, hacia la realización
plena de las tareas planteadas” Posteriormente Lenin expone las razones por las que esta
afirmaciones son falsas y concluye: “De palabra,
los liquidadores rechazan el reformismo como tal, pero de hecho lo aplican en toda
la línea. Por una parte nos aseguran que para ellos las reformas no son todo,
ni mucho menos; mas, por otra, siempre que los marxistas van en la práctica más
allá del reformismo, se ganan las invectivas o el menosprecio de los liquidadores”
Haremos lo propio con algunos ejemplos de la práctica cotidiana
de un militante de base de la UJCE. De palabra, UJCE afirma no ser reformista, pero de hecho llama a la militancia a la afiliación
en IU, una organización reformista y que trata de llegar a través del parlamento
y mediante reformas graduales al socialismo, renunciando a cualquier salto cualitativo,
a la revolución social. Ante los recortes en servicios públicos provocados por
el desarrollo natural de acumulación de capital, ahí donde debiera hacerse una
reivindicación en favor de la revolución social que acabe con el sistema capitalista
de producción, objetivo primordial de cualquiera que se haga llamar marxista, UJCE
hace campañas contra lo que denominan PPSOE, señalando al bipartidismo como único
responsable. Ante la abdicación del rey, y el movimiento espontáneo de masas
que eso supuso, en vez de defender la revolución social para la posterior construcción
de la república popular socialista, UJCE lanza a la militancia a una labor de agitación
y propaganda en favor de un referéndum (que supondría poner en un mismo plano democrático
y de legitimación una monarquía y una república). Ante la afirmación en sus documentos
de una UE como parte de la superestructura imperialista y la necesidad
de la salida de ésta por ser contraria a los intereses revolucionarios, se hace
campaña por una organización que no mantiene en su programa la defensa de esta salida
y sí la construcción de “una Europa más social”.
Todo esto justificado,
por supuesto, porque según algunos interpretadores del marxismo, es lo que toca
hacer en este momento concreto en esta situación concreta y que en todo movimiento
comunista hay contradicciones (cuando no se trata de asumirlas, si no de superarlas).
Una manera de justificar la total renuncia de principios. La renuncia a la vía
revolucionaria y por tanto, al marxismo y socialismo científico.
¿Decimos con esto que se debe renunciar a las reformas?
No, como diría la ya citada Rosa Luxemburgo,”
Entre la reforma social y la revolución existe, para la socialdemocracia [movimiento
comunista en la actualidad], un vínculo indisoluble.
La lucha por reformas es el medio; la revolución social, el fin.”. Pero si el
fin queda en el olvido, si no se ejerce una agitación y una propaganda constantes
sobre este fin, se está llevando objetivamente a cabo aquello que postulara el oportunista
Bernstein: “El objetivo final, sea cual fuere,
es nada; el movimiento es todo”.
Mientras existan las clases sociales existirá la violencia
y el sometimiento de unas sobre otras. Mientras existan las clases sociales existirá
el paso violento y autoritario de una sociedad a otra. Sin revolución no hay socialismo.
3.
Trabajo en sindicatos, parlamentarismo y movimientos sociales
a) Sindicatos
¿Deben actuar los revolucionarios
en los sindicatos reaccionarios? V.I Lenin, La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo
A esta pregunta Lenin, muy acertadamente argumentaba con
toda la razón que sí, nosotros no nos oponemos a ello, entendiendo que estas palabras
fueron escritas en el contexto en el que sí existían partidos revolucionarios en
los distintos estados.
Las razones que daba Lenin para la actuación en los sindicatos
(Todos los sindicatos. El actuar en un único sindicato y denominarlo de referencia
es algo que no entendemos, ¿acaso toda la clase trabajadora se encuentra en un solo
sindicato?) era que había que actuar en ellos porque allí se concentraban las masas,
porque no actuar en el seno de los sindicatos
reaccionarios, significa abandonar a las masas obreras insuficientemente desarrolladas
o atrasadas, a la influencia de los líderes reaccionarios, de los agentes de la
burguesía, de los obreros aristócratas u "obreros aburguesados". Es
decir, el trabajo en los sindicatos debe ser el de realizar una agitación y una
propaganda que rompa con las limitaciones de la actividad sindical, con el economicismo.
Un trabajo en el que se eduque a las masas obreras atrasadas y los eleve a la lucha
revolucionaria. Un trabajo que sirva de correa de transmisión para atraer a las
masas a las tareas del partido revolucionario.
Pero sin partido revolucionario, obviamente, esta labor
no puede realizarse por el simple hecho de no tener a donde atraer a la masa, es
por ello que el trabajo de la organización (UJCE) si quiere seguir esta premisa
de participación en sindicatos en ausencia de partido revolucionario, no puede ser
otro que el de incentivar la sindicalización de las masas, el de realizar una política
tradeunionista, que Lenin definiría como la política burguesa de la clase obrera, lo que supone mantener
a las masas obreras atrasadas.
Ante la posibilidad de que esto no se trate de un error
en la interpretación del trabajo en los sindicatos que postulaba Lenin, y que esté
siendo usado por el oportunismo para justificar esta manera de trabajar con la creencia
de que mediante la actividad sindical, sin saber muy bien cómo, pueda alcanzarse
una especie de socialismo, Rosa Luxemburgo define bastante acertadamente aquello
en lo que consiste el sindicalismo y sus limitaciones, en alusión a las declaraciones
de Berstein sobre la capacidad de los sindicatos de transformar la tasa de ganancia
de los empresarios en tasa salarial de los trabajadores, y así acabar con la plusvalía
y la explotación del hombre: “El hecho es
que los sindicatos son los menos
capacitados para lanzar una ofensiva económica
contra la ganancia. Los sindicatos no son más que una organización defensiva de
la clase obrera contra los ataques de la ganancia. Reflejan la resistencia obrera
ante la opresión de la economía capitalista”
Estas son evidencias de que, a la hora de definir las tareas
actuales de los comunistas en el contexto histórico actual, no son otras que resolver
la lucha ideológica que devenga en la reconstitución del partido revolucionario.
“Los sindicatos representaban
un progreso gigantesco de la clase obrera en los primeros tiempos del desarrollo
del capitalismo, por cuanto significaban el paso de la división y de la impotencia
de los obreros a los embriones de unión de clase. Cuando empezó a desarrollarse
la forma superior de unión de clase de los proletarios, el partido revolucionario
del proletariado (que no merecerá este nombre mientras no sepa ligar a los líderes
con la clase y las masas en un todo único, indisoluble), los sindicatos empezaron
a manifestar fatalmente ciertos rasgos reaccionarios, cierta estrechez corporativa,
cierta tendencia al apoliticismo, cierto espíritu rutinario, etc.” V.I Lenin, ¿Deben actuar los revolucionarios en los sindicatos
reaccionarios?
b) Parlamentarismo
Este punto apartado realmente tiene mucha relación con
el anterior, pues los errores que se comenten son muy similares.
Efectivamente, a la pregunta ¿Debe participarse en los parlamentos burgueses? Lenin responde que
sí. Pero quedarse con esto solo es arañar la superficie simplemente. Por repetición
mecánica de esta labor o por “olvido”, se tiende a pasar por alto la parte más
importante de la respuesta de Lenin a esta cuestión, y es el cómo actuar en los parlamentos burgueses.
Lenin, como siempre, es tajante:
“la lucha en la tribuna
parlamentaria es obligatoria para el partido del proletariado revolucionario,
precisamente para educar a los elementos atrasados de su clase, precisamente para
despertar e ilustrar a la masa aldeana analfabeta, ignorante y embrutecida. Mientras
no tengáis fuerza para disolver el parlamento burgués y cualquiera otra institución
reaccionaria, estáis obligados a trabajar en el interior de dichas instituciones”
¿Dónde está el partido del proletariado revolucionario?
¿Plantea siquiera IU disolver el parlamento burgués, o lo declara institución reaccionaria
y contraria de los intereses de la clase trabajadora? El trabajo en los parlamentos
burgueses debe ir dirigido al uso revolucionario del mismo, a desenmascarar el parlamento
como institución reaccionaria parte de la superestructura del sistema capitalista,
a educar a la clase trabajadora en la necesidad de su destrucción para su emancipación.
Como hemos repetido varias veces, el movimiento comunista
se encuentra en la etapa de lucha ideológica contra el oportunismo, y las similitudes
con el periodo de lucha ideológica contra la II internacional son más que evidentes.
Este fragmento de la obra Fundamentos del leninismo, de J.Stalin, en referencia
a la política llevada a cabo por la citada internacional bien podría haber sido
escrita en nuestros días:
“En vez de una política revolucionaria
un filisteísmo fláccido y una politiquería de racticismo mezquino, diplomacia parlamentaria
y combinaciones parlamentarias. Naturalmente, para guardar las formas se adoptaban
resoluciones y consignas "revolucionarias", pero con el único fin de meterlas
bajo el tapete.”
Así pues vemos que, con esta práctica que se lleva a cabo
en UJCE, de hacer campaña a una organización (de la que se es parte) que no tiene
entre sus intenciones la de disolver el parlamento, si no la gradual transformación
desde él y mediante las reformas del Estado burgués en un Estado socialista, lo
cual genera que la militancia menos formada asuma esto como válido, a pesar de ir
en contra de la base del marxismo y del socialismo científico, que muestra que los
Estados son fruto de las contradicciones internas de clase en el seno de las sociedades,
y que las instituciones políticas que de estas contradicciones se crean sirven única
y exclusivamente en favor a la clase dominante y que como parte de la superestructura
de la sociedad, refuerzan la estructura económica de esta. Que la completa destrucción,
mediante el salto cualitativo revolucionario y violento del “viejo” Estado y sus
instituciones para la construcción del “nuevo” Estado, es un paso inevitable si
se quiere acabar con el sistema capitalista. Pero para que la militancia realice
con “disciplina consciente” y sin rechistar esta labor de propaganda en favor del
sistema parlamentarista, es mejor mantenerla en la ignorancia respecto a este tema
y señalar el bipartidismo.
Es un hecho grave que, ahora precisamente que las instituciones
democrático-burguesas se encuentren muy debilitadas ante la clase obrera debido
a la crisis política y económica fruto de la crisis estructural del sistema capitalista,
que los que nos autodenominamos comunistas hagamos campaña por sostener el sistema
parlamentarista y tratemos de evitar derrumbamiento de la superestructura del sistema
capitalista, en vez de concentrar los esfuerzos en la creación del poder obrero
y la reconstitución del partido comunista.
Esta cuestión también forma parte de la lucha ideológica
que se llevó a cabo con la II internacional de Kautsky.
“La traición cometida contra
su doctrina [la de Marx
y Engels] por las corrientes socialchovinista
y kautskiana hoy imperantes se manifiesta con singular relieve en el olvido por
unos y otros de esta propaganda, de esta agitación. La sustitución del Estado burgués
por el Estado proletario es imposible sin una revolución violenta. La supresión
del Estado proletario, es decir, la supresión de todo Estado, sólo es posible
por medio de un proceso de "extinción". Marx y Engels desarrollaron estas
ideas de un modo minucioso y concreto, estudiando cada situación revolucionaria
por separado, analizando las enseñanzas sacadas de la experiencia de cada revolución.
Y esta parte de su doctrina, que es, incuestionablemente, la más importante, es
la que pasamos a analizar” V.I Lenin, El estado y la revolución
c) Movimientos Sociales
En este punto nos extenderemos poco, pues el problema del
trabajo en los distintos movimientos sociales y en los sindicatos es prácticamente
los mismos.
Los distintos movimientos sociales que surgen en el estado
español vienen provocados por la situación de pérdida de derechos y concesiones
de la clase capitalista que la clase obrera había conquistado anteriormente. Esto
genera que se creen estos movimientos sociales, que luchan cada uno en su parcela
por la defensa de una reforma económica (sanidad y educación gratuita, renta básica,
etc...) o política (derecho de huelga o reunión). Luchas parciales en el que el
trabajo de un comunista sería, como en el de los sindicatos, una propaganda y agitación
activa para que la masa trabajadora que participe en ellos eleve su conciencia hasta
la del partido de vanguardia revolucionario .
El trabajo que se hace es el de participar en ellos, sin
analizar (o sí, pero confiamos en que no se haga voluntariamente) qué capas de la
sociedad (normalmente la aristocracia obrera y la pequeña burguesía, las cuales
suelen ser las primeras afectadas por esta
crisis estructural capitalista por rápido proceso de proletarización) hegemoniza
la actividad de ese u otro movimiento, y tratar de copar posiciones influyentes
dentro de él. Para lograr este
objetivo se asume su mensaje y sus reivindicaciones para ganarse el favor de estas
masas, sin tratar de llevar ese necesario mensaje revolucionario, de elevar su conciencia,
debido a que estas capas de la sociedad no son agentes revolucionarios y causaría
rechazo en ellas mencionar siquiera la revolución social. Esto se suele justificar
en base a que es necesario luchar por conquistar la “hegemonía” y que provocaría
el pánico o el rechazo entre la “gente”, barnizándolo todo con alguna que otra cita
gramsciana. Oportunismo pintado de rosa
“Los intelectuales reformistas
y oportunistas que reivindican la propiedad privada y monopolizada de la interpretación
del marxismo han considerado siempre más higiénico jugar a las cartas o intrigar
en el Parlamento que estudiar sistemática y profundamente la realidad” Antonio Gramsci, El instrumento del trabajo
4.
La Unidad e IU-PCE.
“No hay que dejarse engañar
por los gritos de «unidad». Precisamente los que más abusan de esta consigna son
los primeros en provocar disensiones; así ocurre con los actuales bakuninistas
del Jura suizo, que han sido los instigadores de todas las escisiones y que por
nada claman tanto como por la unidad. Estos fanáticos de la unidad, o bien son hombres
de cortos alcances que desean mezclarlo todo en una masa indefinida, a la que basta
dejar que se sedimente un poco para que se exacerben aún más las contradicciones
de todos esos elementos que ahora se encuentran metidos en un mismo puchero (en
Alemania tienen ustedes el excelente ejemplo de los señores que predican la reconciliación
de los obreros con los pequeños burgueses); o bien se trata de personas que, consciente
o inconscientemente (como Mülberger, por ejemplo), quieren desvirtuar el movimiento.
Por eso, los sectarios más inveterados y los peores intrigantes y aventureros son
los que en ciertos momentos más ruido arman en torno a la unidad. En lo que llevamos
de vida nadie nos ha proporcionado tan grandes disgustos ni nos ha jugado tan malas
pasadas como esos ruidosos predicadores de la unidad.” F.Engels, Carta a Augusto Bebbel
Suscribimos completamente lo que escribía a Engels en esta
carta, pues consideramos que es completamente válido para la situación actual en
el que se clama al cielo por la unidad de la “izquierda” para acabar con el bipartidismo,
o acabar con la derecha (la única unidad que comprendemos no supone una renuncia
ideológica por parte de los comunista, es el frente único de la clase obrera contra
el fascismo).
Para evitar que nos tachen de izquierdistas, haremos la
distinción entre la unidad, aquello que dice Engels de la mezcla de ideologías en
una masa indefinida, con las alianzas temporales, con la total libertad de crítica,
agitación, propaganda y actividad política.
Exponemos esto antes de que nos vengan con el fragmento
de la obra de Lenin de “La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo”
y afirmando que Lenin instó a los comunistas ingleses a una coalición electoral
con el partido Laborista Inglés, que presentaba oposición a los dos grandes partidos
capitalistas de Lloyd George y Churchill. Las similitudes con la realidad de la
actualidad española son evidentes, y se puede ver cierto parentesco en el actual
”PPSOE”, lo cual suele bastar al dogmático y al oportunista para justificar sus
acciones. En respuesta a la camarada Sylvia Pankhurst, comunista “de izquierdas”,
que defendía que los comunistas no debían buscar una coalición con el partido Laborarista,
si no formar un partido completamente independiente, a esto Lenin respondía:
“Al contrario, del hecho de que
la mayoría de los obreros de Inglaterra siga todavía a los Kerensky o a los Scheidemann
ingleses, de que no haya conocido aún la experiencia de un gobierno formado por
esos hombres −experiencia que ha sido necesaria tanto en Rusia como en Alemania
para que los obreros pasaran en masa al comunismo− se deduce de modo indudable que
los comunistas ingleses deben participar en el parlamentarismo, deben ayudar
a la masa obrera desde dentro del parlamento a ver en la práctica los resultados
del gobierno de los Henderson y los Snowden, deben ayudar a los Henderson y a los
Snowden a vencer a la coalición de Lloyd George y Churchill. Proceder de otro modo
significa dificultar la obra de la revolución, pues si no se produce un cambio en
las opiniones de la mayoría de la clase obrera, la revolución es imposible, y ese
cambio se consigue a través de la experiencia política de las masas, nunca con la
propaganda sola.”
Este fragmento suele ser muy usado por el oportunismo más
rastrero para justificar la coalición que forma en la actualidad IU, en la que están
inmersos. Pero…¿ no dice claramente ahí Lenin que efectivamente una coalición para
tumbar a los dos grandes partidos es necesaria para llevar a cabo la revolución?
¿No refuta este párrafo todo lo expuesto en el presente documento?
Siguiendo de manera dogmática este fragmento totalmente
descontextualizado y sin analizar el contexto en el que nos encontramos, podría
decirse que sí y que nosotros estamos pecando de izquierdismo. ¿Pero qué pasa si
continuamos leyendo un poco más?
“Hablaré de un modo más concreto.
Los comunistas ingleses deben, a mi juicio, unificar sus cuatro partidos y grupos
(todos muy débiles y algunos extraordinariamente débiles) en un Partido Comunista
único, sobre la base de los principios de la III Internacional y de
la participación obligatoria en el parlamento. El Partido Comunista propone
a los Henderson y a los Snowden un “compromiso”, un acuerdo electoral: marchemos
juntos contra la coalición de Lloyd George y los conservadores, repartámonos
los puestos en el parlamento en proporción al número de votos dados por los obreros
al Partido Laborista o a los comunistas (no en las elecciones, sino en una votación
especial), conservemos la libertad más completa de agitación, de propaganda
y de acción política. Sin esta última condición es imposible, naturalmente,
hacer el bloque, pues sería una traición”
Pasa que a traición de la que prevenía Lenin se ha consumado.
¿El PCE sigue la base de los principios de la III Internacional? No, renunció a
ellos definitivamente en 1978. - Pero UJCE no es el PCE, sólo sus juventudes, tiene
independencia respecto a IU y PCE-, podría afirmar el/la joven oportunista. Esta
independencia solo se manifiesta de manera teórica pues no cumple la libertad más
completa de agitación, de propaganda ni de acción política como Lenin ponía como
condición necesaria para formar la coalición, como llevamos mostrando a lo largo
de todo el presente escrito. El mismo Lenin afirma que previamente a cualquier coalición,
deben unificarse los partidos y grupos comunistas en un Partido Comunista único,
esto es, en el contexto actual, ni más ni menos, que la Reconstitución del Partido
Comunista.
5.
Reconstrucción del PCE
Recibimos críticas por abandonar la organización y no intentar
cambiar “desde dentro” a la organización, de no esperar a los congresos, al mismo
partido. Nos critican por no respetar los procesos dialécticos del partido, de no
recuperar la vía revolucionada llevando nuestras ideas a través de los órganos competentes.
Que debíamos esperar al próximo congreso para llevar allí nuestras propuestas y
enmiendas.
Ante esto nos defendemos diciendo que no consideramos válida
la táctica “entrista” de infiltrarse en organizaciones no revolucionarias para transformarlas
en revolucionarias. Porque para ello se debe llevar a cabo, como ya hemos dicho,
una “disciplina leninista” y cumplir con los acuerdos del último congreso. Acuerdos
que como hemos expuesto creemos que van frontalmente en contra de muchos de los
principios del marxismo
¿Qué ocurre si llevamos a cabo una labor de propaganda,
que creemos contribuye la fomentación del oportunismo y en contra de nuestros principios,
hasta que llegue el momento defender tus posturas en el congreso? Pues que se está
alimentando aquello que quieres destruir. Precisamente la “disciplina leninista”
(entrecomillamos porque no se cumplen las condiciones leninista, solo las de disciplina)
se concibe para evitar que los elementos “entristas” puedan cambiar los principios
fundamentales de la organización. Con esta táctica, mientras se lleva a cabo la
lucha ideológica en el seno de la organización, si se lleva a cabo la práctica y
la propaganda contraria a los intereses y principios que se quieren imponer, resulta
que por cada individuo convencido en el seno del partido, la propaganda ejercida
atrae a muchos más individuos. Individuos que han sido atraídos por una propaganda
oportunista, y que defenderán las posturas oportunistas. Con lo que la postura revolucionaria
se diluirá más y más. Es decir, por cada paso adelante en la lucha ideológica, se
retroceden dos.
La disciplina leninista solo es válida y defendible en
el seno de organizaciones revolucionarias, que cumplan con el leninismo.
“La oposición y la lucha entre
ideas diferentes tienen lugar constantemente dentro del Partido. Este es el reflejo
en su seno de las contradicciones entre las clases y entre lo nuevo y lo viejo en
la sociedad. Si en el Partido no hubiera contradicciones ni luchas ideológicas
para resolverlas, la vida del Partido tocaría a su fin.” Mao Tse-Tung, Sobre la contradicción
Este fragmento de Mao podría inducir a pensar que hay que
llevar a cabo la lucha ideológica en el seno del Partido para resolver sus contradicciones,
pero aquí, en nuestro contexto, nuestro PCE, al renunciar totalmente al marxismo-leninismo
y a la vía revolucionaria, dio el salto cualitativo que lo transformó en un partido
oportunista.
“Contradicciones cualitativamente
diferentes sólo pueden resolverse por métodos cualitativamente diferentes. Por ejemplo:
la contradicción entre el proletariado y la burguesía se resuelve por el método
de la revolución socialista (…);
las contradicciones en el seno del Partido
Comunista, por el método de la crítica y la autocrítica”
Pero el PCE, como hemos dicho, tras su transformación cualitativa
dejó de ser “el Partido”, y en la actualidad se encuentra en contradicción con la
vía revolucionaria, por esto es necesaria la creación de su opuesto que porte la
defensa de la lucha revolucionaria en la lucha de contrarios en el seno de la vanguardia
del movimiento obrero. Esto se traduce en la necesidad de la reconstitución del
Partido Comunista.
La experiencia bolchevique también pasó por esta etapa
histórica de desarrollo del marxismo. Ni tan siquiera ellos cambiaron la II Internacional
“desde dentro”, asumiendo la práctica que les imponían, sino que desde fuera de
ella destaparon todas y cada una de las traiciones que cometían contra el marxismo,
llevando a cabo la lucha de contrarios, para acabar constituyendo otra nueva Internacional,
ajena a la II, la Internacional Comunista. Esta creemos que es la labor que corresponde
al movimiento comunista nacional e internacional en la actualidad, adaptadas a nuestra
situación concreta mediante el análisis concreto.
No defendemos la
repetición mecánica y dogmática de los procedimientos del pasados (gran parte de
la crítica a la organización va en este sentido), pero sí que las experiencias
pasadas suponen una fuente de aprendizaje. La caída de los grandes bloques socialistas
supuso una gran derrota para el movimiento obrero y supuso un retroceso importante
en el seno de la vanguardia revolucionaria y ahora no encontramos, aunque en una
dimensión completamente distinta, en el mismo punto que en su día los bolcheviques
tuvieron que hacer frente al ejercer su oposición a la II Internacional.
“¿EN LUCHA CON QUE ENEMIGOS EN EL SENO DEL MOVIMIENTO
OBRERO HA PODIDO
CRECER, FORTALECERSE Y TEMPLARSE EL BOLCHEVISMO?
En primer lugar y sobre todo,
en la lucha contra el oportunismo.”
V.I. Lenin, Enfermedad infantil del izquierdismo en el
comunismo
En definitiva, creemos que el proceso dialéctico no lo
está sufriendo el partido, sino que es un proceso que afecta a todo movimiento comunista.
Creemos que la lucha ideológica hay que llevarla a cabo de forma constante
y cotidiana, y no solo en los periodos de los congresos. Por las limitaciones
que crea el tener que llevar a cabo una labor contrarrevolucionaria para poder llevar
la lucha ideológica a los congresos, creemos que la lucha ideológica debe ser introducida
desde fuera de la organización. Otros camaradas como la JC Zamora, intentaron primero
esta vía y que fueron acusados de fraccionarios y expulsados de la UJCE nos reafirma
en nuestra opinión.
6.
Conclusión
La conclusión es aquella que se desprende de los puntos
anteriormente desarrollados y que hemos venido repitiendo, que para la transformación
de la sociedad, para librar de la opresión capitalista a la clase trabajadora es
necesaria la revolución socialista, y que para que esta sea organizada es condición
necesaria el Partido Comunista y éste solo será reconstituido llevando a cabo la
lucha de dos líneas, la expresión ideológica de la lucha de clases en el seno de
la vanguardia, consiguiendo que la vía revolucionaria
se imponga sobre el revisionismo y el oportunismo que en la actualidad predominan.
Que los principales problemas de la organización son a
consecuencia del dogmatismo y de la repetición mecánica de los postulados de Lenin,
sin analizar en qué etapa de desarrollo se encuentra el marxismo, cayendo por esto
en el oportunismo.
Que nuestra labor, asumiendo nuestra convicción de cuál
es nuestra tarea actual, será principalmente la de formarnos como vanguardia y formar,
algo que no podemos hacer llevando a cabo la tareas y el trabajo cotidiano en las
formas más estrechas de lucha que nos impone la organización. Que a los camaradas que no comprenden por qué nos
hemos ido y nos espetan que nos ha dado “prisas por hacer la revolución” (IU, a
la que pertenece UJCE, tiene tan poco prisa que ni la busca), o que queremos ser
“más puros que Lenin” y demás ridiculizaciones, les contestamos que todo lo contrario,
que sabemos que nuestra labor va a ser mucho más lenta y no se van a materializar
resultados inminentes, pero que es la labor que, en el contexto histórico actual,
creemos deben llevar a cabo los comunistas.
Guardamos un profundo respeto a todos los camaradas
que se mantienen en estas organizaciones y se parten la espalda por acabar con el
trabajo asalariado, pero nosotros, por los motivos que aquí hemos constatado creemos
que no están llevando a cabo la tarea que les corresponde en el contexto actual,
engañados por el oportunismo. Este escrito lo realizamos con el objetivo de que
el debate sobre lo expuesto se lleve a cabo en toda la militancia, y que este texto,
en la medida de nuestras limitadas capacidades teóricas ponga su pequeño grano de
arena en la lucha por la conquista del comunismo.
“Este artículo no tiene como
propósito analizar esos razonamientos. Basta con mencionarlas para ilustrar la profundidad
de la crisis por que atraviesa el marxismo, de que antes hablábamos, y su relación
con toda la situación económica y social del período por el que atravesamos. No
es posible sustraerse a los problemas que esta crisis plantea. No hay nada más
nocivo, más falto de principios que tratar de eludirlos valiéndose de frases. No
hay nada más importante que la cohesión de todos los marxistas conscientes de la
profundidad de la crisis y de la necesidad de combatirla para salvaguardar los fundamentos
teóricos del marxismo y sus tesis básicas, desfiguradas desde los lados más opuestos
al extenderse la influencia burguesa entre los diversos "compañeros de ruta"
del marxismo.
El trienio precedente ha elevado
a la participación consciente en la vida social a capas tan amplias, que son muchos
los que, por vez primera, empiezan ahora a conocer debidamente el marxismo. La prensa
burguesa fomenta en este sentido mucho más que antes los errores y los difunde mucho
más ampliamente. La disgregación en el marxismo es particularmente
peligrosa en estas condiciones. Por eso, comprender los motivos que hacen inevitable
esa disgregación en los tiempos que atravesamos y aglutinarnos para combatirla consecuentemente,
es, para los marxistas, en el sentido más directo y exacto de la palabra, la tarea
de la época” V.I Lenin, Acerca de algunas particularidades del
desarrollo histórico del marxismo.
Juventud Marxista Leninista de Badajoz
Junio 2014