miércoles, 25 de abril de 2012

Sindicalismo e Insurreccionalismo


Ante la actual situación de la clase obrera en  Grecia, de desgaste político del Estado burgués y de actividad proletaria en la calle, hemos de analizar la actuación del KKE y de su proyecto estratégico y táctico para      demostrar una vez más que el movimiento “insurreccionalista” dentro del Movimiento Comunista Internacional en los países más industrializados, que es donde podría tener más acierto, está acabado.
            En el último período hemos visto como la clase obrera griega sale en defensa de sus derechos ante el ataque de la burguesía nacional griega y de la imperialista alemana, francesa y americana. Sin embargo, dentro del pueblo empieza a surgir un hartazgo de este camino cortoplacista y no liberador y es común ver como los sectores más radicales del proletariado empiezan a plantear una ofensiva contra el Estado capitalista.
            La táctica del KKE es la de llamar continuamente a la Huelga General a los trabajadores con vistas a una futura insurrección proletaria que instauraría una dictadura del proletariado. La estrategia es por tanto la de la insurrección armada que constituya la instauración del poder proletario.
            Es por tanto que debemos analizar detalladamente que significa esta estrategia y si en su aplicación práctica es correcta o no. Una estrategia errónea chocará inevitablemente contra el muro de la realidad.
            Las posiciones “insurreccionalistas” del MCI entienden que el poder burgués se debe derribar y construir sobre sus cimientos el poder proletario. Por tanto, lo que en realidad proponen es la incapacidad de la existencia de ambos poderes al mismo tiempo.
            Hay que entender que no existe poder si no es a través de su aplicación dictatorial de clase, esto es, que un nuevo órgano democrático del proletariado no se constituirá en poder mientras sus decisiones no se apliquen. Y de ahí que no exista, in extremis, para los “insurreccionalistas” la existencia de dos poderes al mismo tiempo.
            La insurrección vista desde esta parte oportunista de derechas del MCI cree que para la constitución del Estado Proletario es necesario vencer de una sola insurrección al Poder Burgués. Plantean entonces, tergiversando a Marx, que no se puede jugar al insurreccionalismo, que no se puede hacer la Revolución hasta que las condiciones estén maduras para un único asalto vencedor del Proletariado.
            La negación a una prolongación de la Guerra Civil Revolucionaria por parte de los “insurreccionalistas” desarrolla posicionamientos totalmente contrarrevolucionarios de contención de la lucha de clases, aludiendo a que las condiciones todavía no están listas. No llamarán a la constitución del Poder Proletario, de su  efectiva aplicación de sus decisiones, hasta que este no actué destruyendo al Poder Burgués de una vez.
            La ley del desarrollo desigual en la economía capitalista nos hará comprender, en la relación dialéctica entre las bases materiales y el desarrollo consciente del proletariado, que una insurrección no puede salir triunfante en todas partes en un mismo territorio. El desarrollo de las condiciones objetivas para la emancipación del proletariado no son las mismas en todos los puntos de una misma geografía, aunque las condiciones objetivas en España estén ya más que maduras. Así como el desarrollo del sector consciente y de la capacidad revolucionaria del proletariado para la toma del poder no será el mismo tampoco. Estos dos aspectos se desarrollan dialécticamente en contradicción constante, pero no tiene por qué coincidir que donde peores condiciones objetivas tenga el proletariado sea donde sea más revolucionario. Lo que sí se demuestra con la ley de desarrollo desigual es una capacidad revolucionaria del proletariado distinta según la geografía.
            Sólo en aquellos lugares donde el Partido Comunista exista, y por tanto, existan una masas proletarias con actitud revolucionaria más consecuente es donde se podrá instaurar el Nuevo Poder Proletario, desarrollado sobre las nuevas estructuras democráticas proletarias al margen del Estado Burgués, y que necesitará inevitablemente de su imposición frente al viejo poder, en un proceso de violencia revolucionaria.
            Esperar a que las condiciones de la lucha de clases estén maduras para el triunfo de la revolución en todas partes es renunciar de facto a la propia Revolución.
            Mientras tanto, el KKE sigue llamando a la lucha sindical en la calle y en la respuesta en el Parlamento. El proletariado griego, contenido en su actitud prerrevolucionaria, es traicionado por un partido que dice defenderlos. Podemos decir que la actitud del KKE es social-pacifista, llamando a la lucha de clases de palabra pero desarrollando la conciliación con la burguesía de facto. Tildando a aquellos sectores radicales del proletariado que piden dar un paso hacia adelante, posición justa donde las haya, de aventuristas y de contrarrevolucionarios, cuando no de fascistas. Sin embargo el KKE no puede ir más allá de sus posicionamientos tácticos, de su práctica economicista, ya que su posición estratégica es la sesgada y contrarrevolucionaria visión del “insurreccionalismo”.
Esta posición “insurreccionalista” podría ser justa en aquellos momentos en los que la burguesía imponía una dominación ideológica menos fuerte sobre el proletariado, y cuando el proletariado disponía de referentes ideológicos netamente revolucionarios. En la época de los años 30 del siglo XX el insurreccionalismo suponía una posición en los países más industrializados para la toma al asalto en un momento de ofensiva histórica, y con una prolongación de la Guerra Civil Revolucionaria muchísimo más corta.
            Ahora bien, debemos estudiar cómo el proletariado debe ser capaz de imponer su nueva dictadura. Para ellos debemos estudiar como se constituye el Partido    Comunista de Nuevo Tipo.
            El Partido Comunista no es sólo la existencia de un destacamento ideológico o práctico dentro del seno de la clase proletaria. El Partido Comunista es una suma de organizaciones de clase que sólo está constituida cuando el proletariado pasa de ser clase en sí a clase para sí, esto es, cuando se constituye el propio proceso Revolucionario, cuando el proletariado impone su dictadura.
            Entonces, para la constitución del Partido Comunista no es sólo necesaria la existencia del destacamento ideológico del proletariado, también la existencia de la vanguardia práctica de éste, así como de amplias masas del proletariado organizadas y dispuestas a la aplicación de la violencia para la imposición de su Poder Político. Por tanto, no es sólo necesaria la existencia de un germen del Poder Proletario, sino una herramienta para imponerse al burgués, un Frente Militar Revolucionario.
            Deben darse todas estas condiciones para la existencia del Partido de Nuevo Tipo.
            Si el sector consciente no está lo suficientemente avanzado no conseguirá ganar la batalla ideológica y no se ganará para sí al destacamento práctico y, por tanto, las masas no tendrán un referente, un Programa de emancipación como clase oprimida dentro del capitalismo.
            Si en su práctica el destacamento práctico erra y no consigue traer tras de sí a las masas menos avanzadas conscientemente, entonces no conseguirá el establecimiento de ningún proceso revolucionario ni conseguirá dar aportes prácticos al destacamento ideológico para pulir la teoría a través de la realidad objetiva.
            Las organizaciones menos conscientes del proletariado son en realidad las que confrontan la justeza de las decisiones del que se está conformando como Partido  Comunista, pero que aún no existe porque no ha aplicado la condición definitiva, su palmaria muestra de existencia, su dictadura revolucionaria.
            Y finalmente, si no se aplican las decisiones de la  Dictadura del Proletariado a través de su Frente Militar Revolucionario, no existe Dictadura de Proletariado ni Partido Comunista.
            Es por tanto que el Partido Comunista sólo existirá en algunos puntos de la geografía, mientras en otros el proletariado, en cualquiera de su suma de organizaciones, no habrá alcanzado la capacidad consciente tal para la imposición de su Poder. Y por tanto se hace necesaria la aplicación de su Poder sólo en algunas zonas, esto quiere decir, de la constitución de dos Poderes antagónicos y enfrentados a lo largo del territorio, o lo que es lo mismo, el desarrollo de una Guerra Civil Revolucionaria.
            El tiempo que dure esta Guerra Civil Revolucionaria lo determinarán las condiciones objetivas y subjetivas de la guerra. Pero la existencia como tal de esta es una prueba palmaria de que el Proletariado ya ha tomado el Poder, aunque sólo en algunas zonas, y por tanto de la existencia de un Partido Comunista y de condiciones para la emancipación del proletariado.
            Esta Guerra es necesaria para la instauración completa del sistema socialista en el territorio por las razones que hemos dado, y por el hecho de que la burguesía española no renunciará a aliarse con otras burguesías imperialistas para la reinstauración del antiguo régimen.
            Abandonamos con este posicionamiento sobre la concepción del Partido uno de los grandes defectos que acompañan al MCE y al MCI durante siglos, la concepción  organicista del Partido.
            Ninguno de los destacamentos existentes en el MCE se puede actualmente considerar únicamente como una de las distintas gradaciones de lo que constituirá el Partido Comunista, ya que en algunos momentos actuará como destacamento ideológico para el MCE, en otros como destacamento práctico del proletariado, y en infinidad de ocasiones como las propias masas proletarias.

            Lo que nos debe hacer avanzar es el ser conscientes de cómo se crea el Partido Comunista y avanzar en el desarrollo de los destacamentos actuales para la conformación de lo que hoy se demuestra como más necesario, el desarrollo del destacamento ideológico para poder dialécticamente desarrollar las otras gradaciones del Partido y crear en un proceso iterativo, de aportación de las distintas gradaciones hacía arriba y hacia   abajo, el Programa que dé al proletariado su verdadera referencia política, esto es, cómo se emancipará como clase, como ejercerá su dictadura de clase para desaparecer como tal.

REVOLUCIÓN PROLETARIA

lunes, 23 de abril de 2012

Revolución Proletaria nº 1. Editorial: ¡Ser consecuentes con el Comunismo!

Editado el número 1 de REVOLUCIÓN PROLETARIA. Tras el número 0 que publicamos en septiembre de 2011 continuamos la andadura de este órgano de expresión comunista editado con el objeto de generar y poder desarrollar debate, crítica y autocrítica en torno a la ideología proletaria en las filas del movimiento comunista.

Los contenidos de este número son:
- EDITORIAL: ¡SER CONSECUENTES CON EL COMUNISMO!
- LA "ENFERMEDAD INFANTIL" Y EL CRETINISMO PARLAMENTARIO
- ¡BOICOT AL 20-N! (OCTAVILLA ELECCIONES GENERALES)
- SINDICALISMO E INSURRECCIONALISMO
- LA ÚNICA ALTERNATIVA REALISTA (OCTAVILLA HUELGA GENERAL)
- LA REVOLUCIÓN PROLETARIA Y EL REVISIONISMO DE JRUSCHOV (EXTRACTO DE UN ARTÍCULO DEL PARTIDO COMUNISTA DE CHINA, DE 1964)


EDITORIAL ¡SER CONSECUENTES CON EL COMUNISMO!

En los últimos años el movimiento comunista parece que empieza a coger oxígeno tras la debacle del Muro de Berlín. Cada vez más organizaciones se reclaman del marxismo-leninismo y, sobretodo, las organizaciones juveniles empiezan a interesarse por las cuestiones ideológicas, las cuales fueron aparcadas por la mayoría del MCI durante la primera oleada de la Revolución Proletaria Mundial iniciada con la Revolución de Octubre.

La ideología se daba por sentada, como asumida por una militancia proletaria que engrosaba un amplio movimiento de masas que incidía en la realidad  social de tal modo que las cuestiones ideológicas quedaban en segundo plano o pendientes de la sección nacional del proletariado que en cada momento se hallase a la vanguardia del proletariado internacional (los bolcheviques primero, luego los comunistas chinos). Todo esto conformó al militante comunista de los Estados imperialistas como un abnegado luchador entregado a cada frente espontáneo que se habría ante  nuestra clase. Sin embargo la buena voluntad de estos camaradas que nos precedieron y de algunos con los que aún batallamos codo con codo contra el capital, no sirvió para evitar que el revisionismo se empoderase del movimiento comunista  y lo llevase por los derroteros sindicalistas, electoralistas, y en definitiva, reformistas en los que se haya ahora. A pesar de que los jóvenes militantes vamos dando pasos hacia adelante en cuanto a ideología, las direcciones revisionistas y todo su entramado burocrático y organicista sigue atenazando el desarrollo del proletariado revolucionario y sigue enmarañándolo, defenestrando los principios del comunismo con etapas intermedias  entre el imperialismo y el socialismo, con la concepción sindicalista del Partido Comunista y con el frentismo interclasista.  Y todo ello anclado en su desprecio y su crítica destructiva del estudio y la puesta apunto de la ideología revolucionaria, del comunismo como teoría de vanguardia, que se expone en nuestro día a día, ese desprecio, limitando la labor de la clase organizada a una supuesta “práctica revolucionaria” y a un “trabajo de masas” consistente en hacer pegadas de carteles, en ir a la rastra de cada manifestación espontánea, en repartir panfletos  o en recoger firmas en una fábrica o un barrio obrero obteniendo los mismos resultados que pueden tener unos ecologistas o unos anti-taurinos.

Pero esto no es práctica revolucionaria, esto es practicismo economicista del cual el proletariado no puede extraer nada más que miseria.  El viejo modelo de militante comunista desentendido de la ideología y envuelto en el     espontaneísmo fue, por las condiciones objetivas y subjetivas, necesario en el anterior período de la RPM. Ahora, con  el bagaje de lucha que acumula nuestra clase y con las tareas de reconstitución ideológica que tenemos sobre la mesa, hemos de ser consecuentes con lo que nos impone el  momento y romper con el viejo paradigma organizativo y militante. Sin perder de vista al resto de nuestra clase, lo que toca a la vanguardia comunista es recomponer al sujeto revolucionario consciente y proyectarlo ante los aplastados por el capitalismo como el único  referente posible para incidir revolucionariamente sobre la    realidad.
Abril de 2012
                                    Estado Español